Quemad Formentera

Escribimos este post desde el dolor y la rabia. Entre la indignación y la impotencia. Y es que lo hablamos muchas veces. Cada verano repetimos el mismo tema en infinitas conversaciones: el turismo descontrolado está destruyendo la isla. Sin embargo hay algo que nos dice que como este año nunca. Hoy la degradación de las islas Pitiusas y de Formentera en especial se puede tocar y oler. Y señales no faltan. Es evidente que nos estamos pasando de frenada. Han quemado Espalmador. ¿Hacen falta más señales?

¿A quién señalar?

Pues sinceramente, los primeros culpables somos nosotros por permitir este descontrol. Vivimos del turismo ignorando que se trata de una arma de doble filo, con tantos ingresos como costes. Hemos puesto la atención en sacar el máximo beneficio al turismo, sin parar un solo minuto a pensar en los daños medioambientales irreparables a largo plazo que estamos permitiendo. Así llevamos décadas. Hemos sacado partido al turista nacional, al internacional, al de los cruceros, al de los clubes, al del balconing y hoy al turista de lujo. En hacer negocio hemos sido impecables. En mantener el ecosistema somos lo peor.

Ahora bien, todos tenemos derecho a montar un negocio, ¿verdad? Pues oigan, entonces la respuesta está en las autoridades. Que sean competentes y que regulen de una vez. Que pongan normas firmes. Que sean capaces de gestionar. Porque hoy lo que tenemos es la sensación de que vienen a casa, se nos cagan y se van. Esto es un desmadre inaguantable que se está yendo de las manos a un precio carísimo. ¿Hacen falta más señales?

Estamos rodeados de incompetentes que no saben gestionar y de gentuza que viene a quemar la isla, incluso en el sentido más literal (por desgracia se ha llegado a este punto sí; alucinante).

Autoridades sin autoridad que consienten el colapso

Sí, el mundo está lleno de energúmenos en potencia, pero peor es dejarlos campar libremente.

Es por esto que señalamos directamente a la administración, a una clase política incapaz de gestionar y conservar un ecosistema que hace de las Pitiusas un entorno único en el mundo. Señalamos directamente a una clase política inepta de superar barreras marcadas por el poder económico y que sencillamente se muestran pasivas ante el colapso. Sí, señalamos a los responsables de gobierno que permiten comportamientos incívicos de consecuencias desastrosas.

Señalamos a los necios de manga ancha que consienten los excesos, que viven de su impunidad y que ratifican que un mercado principalmente de lujo se esté engullendo un paraíso. Nuestro paraíso.

Permitir esto hoy en día es ser irresponsable, egoísta y despreciable. Pan para hoy, hambre para mañana. Quemad Formentera, quemad.

Surrealismo más allá de Espalmador

Podemos decir que ver Espalmador en llamas y saber a qué se debe tal incendio es la gota que colma el vaso. De hecho, si algo de esperanza queda entre estas líneas es que este propio hecho haga cambiar el rumbo de los veranos en las Pitiusas y empiece a existir un orden claro y firme en la preservación del entorno natural.

Ahora bien. No nos engañemos. Espalmador es la punta del iceberg. La lista de vergüenzas que dañan las Pitiusas tanto en lo medioambiental como en lo moral es inagotable: fondeos ilegales sobre posidonia totalmente impunes, matones con pinganillo que te echan del espacio público de todos, policías corruptos protegiendo fiestas ilegales, agresiones sexuales a plan luz del día…

¿En qué nos convertiremos?

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